Durante mi niñez vi muchas películas y leí libros donde las princesas estaban en alguna situación de peligro y eran rescatadas por un príncipe azul, sin embargo, siempre pensé que eso solo pasaba en los cuentos o películas, pero nunca en la vida real. Pensaba cuan grandiosos eran aquellos que podían escribir esas bonitas historias de amor, pero lo que no sabía es que alguien ya había escrito una historia de amor, mucho mejor a las que yo había visto y que yo hacía parte de ella. Esa historia es: La historia de la salvación.
Desde antes de nacer mi creador, por amor a mí; así como los príncipes ideaban formas de salvar a sus princesas, había ideado y escrito un plan para rescatarme, un plan que me llevaría a la felicidad. Ese plan se trababa de enviar a su único hijo a dar la vida por mi (Juan 3, 16).
Sin embargo, yo solo conocí ese plan a mis 18 años. Después de terminar mis estudios básicos y en medio de mi adolescencia, comenzaron a surgir muchas preguntas frente a lo que yo quería hacer en mi vida, pues era el momento de decidir qué carrera universitaria estudiar, donde estudiar y esas cosas.
Creo que para mí no fue una decisión muy difícil, puesto que durante el colegio, iba descubriendo habilidades en mí, que al final me encaminaron a decidir estudiar administración de empresas, pero de fondo eso no era lo que más me inquietaba en ese momento, durante esa época estaban de moda la tribus urbanas y a mí me parecía súper interesante el hecho de hubieran diferentes intereses en las personas que los motivaran a dar la vida en pro de eso, así que comencé a pensar a cuál de ellas debía pertenecer, pues para mí la vida carecía de sentido, me parecía que hacer lo que veía que hacia todo el mundo era muy poco; estudiar, trabajar, hacer dinero, tener una pareja, etc.
Sin desmeritar ninguna de las anteriores, pues sé que todo eso es un reto y no es fácil, pero pensaba y cuando lo logre que sigue, yo quiero algo que me motive aún más, y es ahí donde aparece una persona que me revoluciona la vida y me hace desistir de querer pertenecer a cualquier tribu urbana o lo que sea, para querer ser toda de él y dar la vida por amor a él.
En esa época me presentaron a Jesús, tuve una experiencia con él por medio de un grupo de oración, donde supe que él había dado la vida por mí en una cruz, para que yo fuera libre. Libre de todo pecado, libre de todas las cosas que me ataban y me hacían esclava. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su hijo único, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16) y la eternidad fue la que le dio sentido a mi vida, entender que el cielo es el propósito más grande en mi vida, poder llegar allá y estar con el Padre, pero sobretodo saber que sí es posible, gracias a la entrega de su hijo Jesús, que murió por mis pecados y por lo pecados del mundo entero, para que pudiéramos disfrutar del cielo.
Y así fue como conocí la historia de mi príncipe azul, supe qué hace 2000 años el peleo por mi dando su vida para pagar mi rescate, pero sobretodo que diariamente se sigue dando y me sigue rescatando de mi pecado, pues más que nadie él conoce mi debilidad y mi torpeza, pero está ahí para rescatarme las veces que sea necesario, pues él es misericordia y es una persona; es JESÚS. Y quiero que sepas que esta historia de salvación no fue solo para mí, fue escrita para ti también, para que tengamos una vida eterna. Él es amor incondicional, es seguridad, es felicidad, es todo lo que ningún amor en el mundo te puede dar. Así que déjate amar, déjate rescatar y escucha lo que hoy él te dice:
Paula López - Hope
Comentarios
Publicar un comentario