Que mejor que un abrazo en un momento de dificultad, o un
buen consejo en momentos de tribulación, o una buena visita cuando te sientes
solo. ¿No es así?
Nos hemos acostumbrado a que todo gira alrededor de nosotros
y nuestra familia. Decidimos ignorar a aquella señora en el suelo esperando una
moneda, miramos con desprecio al señor que vende en el Transmilenio y les
exigimos los mejores tenis a nuestros padres. Pero, ¿y si miramos fuera de
nuestra cotidianidad por un momento? Seguramente nos encontremos con que esa
señora desplazada, que tiene hambre y no sabe cómo desenvolverse en la ciudad.
El señor trabaja duramente todo el día para brindarle un
mejor futuro a sus hijos. Nos daríamos cuenta que nuestros padres nos aman
inmensamente y se sacrifican a diario para que tengamos una vida digna.
Cuando te encuentres algún caso de estos no los mires con
malos ojos, pregúntate ¿Qué haría Jesús? Recuerda que cuando tu alma se iba a
perder el dio su vida a cambio de la tuya, aun sabiendo lo doloroso que sería,
aun cuando éramos los peores pecadores. Entonces ¿Qué haría Jesús frente a
alguien que pasa alguna necesidad?
La misericordia puede ser difícil, pero vale la pena porque
nos lleva a un encuentro con cristo. Recuerda que Jesús dijo: Porque tuve
hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero,
y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; estuve enfermo, y me
visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí…De cierto os digo que en cuanto lo
hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
En algunos casos vasta una oración por esa persona que pasa
necesidad para aplicar la misericordia. Un buen consejo o simplemente escuchar
a esa persona con tristeza en su corazón es suficiente para que Dios actúe a
través de nosotros.
La fe sin obras es una fe muerta.
Jose Forero - Músico Hope
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